lunes, 16 de marzo de 2009

Era hora



La Academia cortó una racha de diez encuentros sin victorias y ganó por primera vez en el Clausura. El gol lo hizo Pablo Caballero (ST 30m), mientras que el Tomba jugó con diez hombres desde el primer tiempo por la expulsión de Hernán Encina.

En el primer tiempo, no sorprendió que la golpeada Academia fuera levemente superada por el Tomba, que tuvo mayores espacios para hacer circular el balón y estuvo más cerca de abrir el marcador.

El peligroso Leandro Caruso fue el primero en probar desde lejos a Pablo Migliore y la figura de los mendocinos, Víctor Figueroa, se cansó de complicar por la izquierda, salvó Migliore y Nicolás Olmedo remató desde afuera para que la pelota se desvíe al córner. El arquero académico también tuvo trabajo con un centro de Figueroa que alcanzó a desviar Franco Dutari.

Pero en un contraataque, el conjunto de Ricardo Caruso Lombardi, que venía dependiendo demasiado del estéril empuje de Lucas Castromán, estuvo cerca de abrir el marcador. Pablo Lugüercio quedó mano a mano con Nelson Ibáñez, tapó el uno con rebote y Franco Sosa lo tuvo dos veces, pero se topó con el arquero.

A los 36 se produciría el hecho que modificó el rumbo del encuentro. Hernán Encina, que había sido amonestado dos minutos antes, vio la segunda amarilla y disminuyó notoriamente el volumen de juego de su equipo. Si bien Racing no capitalizó demasiado el hombre de más antes del descanso, dejó atrás el asedio de Godoy Cruz y hasta sorprendió con un remate lejano de Juan Carlos Falcón que se fue alto.

En el complemento, el local salió con más decisión. Pero su adelantamiento se quedó en pañales frente a su propia incapacidad de generar fútbol, y daba la impresión de que, otra vez, Racing iba a ser víctima de sí mismo. Los de Diego Cocca no lo complicaban, pero los de Avellaneda tampoco reaccionaban.

Pero, de a poco, y con la aparición de Pablo Caballero como factor importante, Racing se animó algo más. El ingresado avisó con un cabezazo desviado y, a los 30, un avance por la derecha desembocó en un centro que el mismo Caballero cabeceó alto y fuerte para vencer a Ibáñez. Y el Cilindro explotó. Después, Lugüercio se perdió el segundo con un disparo por arriba.

Como era de imaginar, lo que siguió fue emotivo para los locales que, aunque no eran asediados por el rival, bien conocen de desazones a último momento. Hasta los 49 minutos se extendió el sufrimiento, momento en el que el pitazo final de Pablo Lunati desató la fiesta. Racing seguía en Promoción, pero sus hinchas saben que se merecen este festejo.

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