domingo, 20 de septiembre de 2009

Se despertó Lomas





Los Andes derrotó 4 a 1 a Brown de Adrogué, en lo que fue la primer victoria del Milrayitas en lo que va del certamen. Los goles los convirtieron el Kily Vega en tres oportunidades y uno de Jaime Molfeso, mientras que el del Tricolor lo marcó Ernesto Del Castillo.

Desde el vamos comenzó mejor Brown, que al minuto anotó el 1-0 y paralizó a Los Andes. La visita sintió que podía llevarse por delante a un local que venía golpeado y sin fuerzas para levantarse.


Los conducidos por Pabló Vicó comenzaron a aprovechar el desconcierto de Los Andes y con los minutos de lucidez que tuvieron Gustavo Ruiz Díaz complementado con "el Abuelo" Zagharián y "el Chino" Benítez inquietó a la defensa rival. Sin embargo, el Kily junto con Albano Becica tomaron las riendas de la cuestión, el lateral dejó su puesto y se sumó al ataque colaborando con los volantes.


En la tercera llegada que tuvo en el área de Bangert, a los 31’, El Kily la mandó a guardar: la recibió y con un toque suave la dejó al lado del palo. Y ahí nomás Brown perdió el control. A los 38’ Gerardo Cardone cometió una falta y tras agredir a Friederich vio la roja directa.


Los Andes levantado de su letargo aprovechó el hombre de más e hizo lo que quiso, empezó a ganar los espacios y a atacar sin pedir permiso. En el cierre de la primera etapa el Kily otra vez anotó y avisó que habría más goles. Así con el 2-1 se fueron al descanso.


Y como se vislumbró en los últimos minutos de la primera etapa, en el complemento el Milrayitas fue otro, se llevó por delante a un Brown sin ideas y con un desconcierto que lo dejó varado en la cancha sin poder frenar a su rival.


Los Andes manejó la pelota a su antojo. Molfeso caminó la cancha, Becica por izquierda deleitó con los exquisitos pases que le dejaba servido a Ávalos y Rodríguez. Y Vega no descansó, no paró de subir en todo el partido; por ese esfuerzo incansable tuvo el triplete. Llegó al área, vio al arquero adelantado y la mandó adentro.



Cuando pareciá que más nada iba a pasar, Jaime se llevó la pelota, dejó a varios defensores por el piso, eludió al arquero y con el arco a su merced, la acarició suavemente y marcó el cuarto.

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